Si os pido que me nombréis un grafitero es probable que os venga a la cabeza Banksy (no, no es Bansky, por Dios). Es incluso bastante probable también que tengáis algún libro mega guay en la estantería de vuestro salón que hable sobre él. Y es que qué gran grafitero, ¿no? Pues dejadme deciros algo: os equivocáis. Banksy no pinta graffiti, así que basta ya de pensar que es grafitero. Banksy es conocido mundialmente por hacer stencils o estarcido allá por donde pasa y sus creaciones suelen tener una buena carga de crítica social. ¿Habéis visto alguna vez que este señor haya escrito su nombre en alguna pared? Un BANKSY así bien grande, con relieve, pompitas, estrellitas y hecho a spray. No, ¿verdad? Entonces no hace graffiti. Podéis llamarlo “arte urbano” si queréis, pero no graffiti.


Los grafiteros escriben su nombre en paredes, puertas, muros, trenes o cuadros de luz. Vale, que todo esto os parece una chorrada, perfecto. Pero dejadme contaros algo: miles de años antes de que en Nueva York los jóvenes afroamericanos y latinos comenzaran a escribir su nombre en los vagones del metro, unos homínidos ya “manchaban” las paredes para expresarse. Y digo homínidos, no humanos, porque esta historia es más antigua que la humanidad.
Como ya sabréis existen numerosos testimonios visuales de arte prehistórico en el mundo. El paisaje kárstico europeo, por ejemplo, ese sistema intrincado de cuevas, grutas y cavernas de roca caliza se convirtió hace mucho en el lienzo perfecto para unos seres que, aunque no completamente humanos, llegaron a formar parte de nuestra especie dejando parte de su ADN en nuestro genoma. Porque no solo el Homo sapiens se dedicó a decorar las paredes de las cuevas con bisontes o venados. Hace poco más de un año se publicaba un artículo en la revista Science que demostraba que al menos 3 conjuntos de arte rupestre de nuestra península tenían autoría neandertal: Ardales (Málaga), La Pasiega (Cantabria) y Maltravieso (Extremadura). ¡Esas pinturas se habían realizado hacía 65.000 años! Si tenemos en cuenta que el Homo sapiens llegó a Eurasia desde África hace unos 40.000 años, las cuentas cuadran. A mí este hallazgo me impactó muchísimo. Ver esas representaciones de animales, figuras geométricas e impresiones en negativo de las manos de aquellos seres que habitaron la Península Ibérica miles de años antes que nuestra especie, pues qué queréis que os diga, me puso los pelicos de punta. Los paleoantropólogos ya llevaban avisando un tiempo de que los neandertales no eran tan poco sofisticados como nos habíamos imaginado y que encima convivieron con los Homo sapiens en muchos lugares durante largos periodos de tiempo, llegando incluso a darle al fornicio. Sí, gente, los humanos y los neandertales hicieron chiqui chiqui. Son parte de nosotros.

Así que bueno, os guste o no el graffiti no cabe duda de que eso de expresarse pintando paredes viene de muy lejos así que una chorrada tampoco será. Además qué preferís, ¿que los chavales y las chavalas salgan por ahí a meterse drogaína o a darse de ostias o que marquen territorio sacando su lado artístico? Cada uno que opine lo que quiera, claro está, pero lo que no es opinable es que la datación uranio-torio de las rocas calizas de aquellas cuevas otorga la medalla al graffiti más viejo a nuestro primos lejanos. Neandertales: old school as fuck.
Artículo publicado en El Lamonatorio para El Mono revista cultural (El Mono #74)

*Imagen de portada: Widewalls

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