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Black Panther: ciencia, tecnología y naturaleza


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Anteayer por la tarde acudí una vez más a mis cines favoritos, los Phenomena, para comprobar en pantalla gigante y acompañada del impresionante sonido Dolby Atmos si el revuelo que se había formado con la última película de Marvel era realmente justificado. Nunca me he considerado fan de los cómics de superhéroes pero sí es cierto que desde pequeñita he seguido más o menos de cerca las historias de muchos de estos personajes sobrenaturales. El caso de Black Panther tenía para mi un triple aliciente: la banda sonora, la cual se había ventilado por completo mi adorado Kendrick Lamarel reparto, que incluía entre otros a Lupita Nyong’o (12 años de esclavitud), Daniel Kaluuya (Black Mirror, Déjame salir), Chadwick Boseman (que interpretó al mismísimo James Brown en su biopic y al que yo conocí inicialmente en Fringe), Angela Bassett o Forest Whitaker (por citar algunos); y el hecho de que el personaje principal y prácticamente el resto de los intérpretes fueran negros, algo completamente insólito para una producción de Marvel. Como me daba la sensación de que se estaba haciendo historia, ahí que me planté para comprobarlo.

Evitando entrar en detalles sobre la trama para no espoilear a nadie y sin que sirva de precedente para una típica adaptación de cómic hollywoodiense, la película me pareció un verdadero bombazo. Lanza unos zascas importantes a todos los Donald Trump del planeta y por ende al colonialismo blanco, muestra por fin a una civilización africana moderna, alejada de lo manidos tópicos que asociamos a todas las naciones del viejo continente (salvajismo, atraso tecnológico, pobreza, analfabetización), incluye personajes femeninos activos, fuertes, independientes e inteligentes (si no me equivoco la cinta podría pasar el test de Bechdel) y la fotografía, el vestuario y los efectos especiales son alucinantes.

Como yo soy científica y no consigo aplacar mi lado friki ni un domingo por la tarde, además de con la denuncia sociopolítica, la estética afro y el musicón de la banda sonora, me quedé con los guiños que los creadores de Black Panther hacen a la ciencia —por cierto, hay un cameo más largo de lo habitual de Stan Lee en la peli, seguro que nadie lo pierde de vista—. La historia ya comienza haciendo referencia a un meteorito que impacta en la nación africana de Wakanda, que poseía en su estructura un misterioso mineral llamado vibranium. Como todo material alienígena que se precie, este metal ligero presenta propiedades sobrenaturales, como por ejemplo la absorción del sonido y las vibraciones que se encuentren próximas. El vibranium constituye la base de la tecnología wakandiana (me acabo de inventar alegremente el gentilicio de estas personas, que lo sepáis), desde el traje del rey T’Challa (nombre de pila de Black Panther) hasta numerosas estructuras y aparatos electrónicos. Es capaz de parar cualquier impacto, incluido el de una bala, y de fabricar energía que posteriormente es liberada en forma de poderosos pulsos (como apreciaréis en el siguiente gif).

El pueblo de Wakanda guarda celosamente el secreto del vibranium, pues si los señores de la guerra supieran algún día de su existencia las consecuencias podrían ser fatales. Wakanda es el país más avanzado del planeta Tierra pero nadie lo sabe, y oye, así sin índices de impacto, primeros cuartiles, Juanes de la Cierva o ANECAs, parece que les va la mar de bien en cuanto a productividad científica se refiere.

La cabeza pensante que gestiona todas las investigaciones relacionadas con el vibranium en Wakanda es una princesa, la hermana pequeña del rey pantera. Pero Shuri es una mujer muy alejada de las rígidas costumbres de la nobleza: es una joven de lo más normal, divertidísima, concienciada, hecha a sí misma y con una inteligencia ejemplar. Y ahora adivinad cuál es mi personaje favorito de la peli.

La princesa Shuri es una brillante científica que dirige un laboratorio encargado de realizar investigación básica y aplicada centrándose en las propiedades del metal alienígena. Dicen los entendidos que su personaje es igual o incluso más inteligente que Tony Stark, y deduzco que eso es nivel premio Nobel. Sus extensas investigaciones llevan años introduciendo constantes mejoras en la tecnología y las comunicaciones de su país. Las perlas de Kimoyo son uno de los ejemplos más significativos de este tipo de avances. Tienen el aspecto de una pulsera de cuentas que recuerdan a las piezas de la firma Pandora pero, según los cómics, son mucho más que eso: poseen valiosa información relacionada con la salud de la persona que las porta y además pueden crear hologramas que conectan con la intranet de Wakanda o con otros usuarios, actuando como teléfonos móviles. En otras ocasiones, las invenciones derivadas de los estudios de Shuri resultan ser un arma potente en la lucha contra las injusticias sociales (véase en las escenas iniciales como una especie de canicas emiten un campo electromagnético y son capaces de detener ipso facto la energía de los todoterrenos de los traficantes de esclavos). Me alegra mucho que por fin la cultura popular haya prestado atención en este contexto a las mujeres negras, tradicionalmente infrarrepresentadas en las disciplinas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics) y mucho más denostadas incluso que sus compañeras blancas (que ya es decir). ¡Arriba Shuri!

Pero he de confesar que lo que más me emocionó de Black Panther (en términos de doctora friki en fisiología vegetal) fue la entrada en escena de una curiosa planta cuya flor bioluminiscente, de color violáceo y con forma de corazón, proporciona unos  increíbles superpoderes al héroe protagonista. Según la historia, dicha planta, que crece en los suelos de Wakanda, sufrió de alguna forma una mutación en su ADN inducida por el vibranium del meteorito que impactó en aquella tierra. Al triturarla (a la vieja usanza y tal y como se realiza en normalmente en los laboratorios, machacando sus tejidos en un mortero como en el vídeo que os muestro a continuación) se obtiene un extracto que, una vez ingerido, otorga una fuerza sobrenatural. El extracto de esta flor mutante es lo que supuestamente llevan tomando todas los Panteras Negras desde el comienzo de los tiempos para poder desarrollar sus instintos y habilidades físicas.  En Wakanda se cultiva en un jardín privado en el interior de unas catacumbas al que sólo tienen acceso unas pocas personas que se ocupan de sus cuidados y de su cosecha.

En la vida real sería poco probable que una mutación originada por un metal u otro elemento tóxico convirtiera a una simple hierba en una fuente de poderes sobrehumanos. Es cierto que la contaminación de los suelos por metales pesados como el níquel, el plomo o el cobre provoca cambios en la fisiología de las plantas, afectando a la germinación, la floración y la fotosíntesis. Sin embargo, aún no se ha podido demostrar que estos elementos generen mutaciones de gran calibre en los genomas vegetales y mucho menos que estas alteraciones puedan tener un efecto directo en el cuerpo humano. Simplemente se trata de ciencia ficción, aunque basada en la ciencia al fin y al cabo. ¿Así cómo no voy a salir feliz del cine?

En definitiva, Black Panther es una película que lo tiene todo: acción, un gran reparto, buena música, una historia épica, paisajes que quitan el hipo y ciencia, mucha ciencia. A pesar de ser un relato de superhéroes recuerda en muchas secuencias a El Señor de los Anillos o a El Rey León. De hecho, los únicos personajes blancos de la cinta son Andy Serkis (que interpretaba a Gollum en la saga de Tolkien) y Martin Freeman (el joven Bilbo Bolsón), y curiosamente ambos actores graban una breve escena juntos al igual que lo hicieron años atrás en El Hobbit. ¿Coincidencia o guiño literario-cinematográfico?

Por último, si sois un poquito curiosos y os apetece conocer cómo viven o han vivido las personas en otras regiones del planeta, aquí os dejo un magnífico hilo de Twitter en el que se detallan las diferentes sociedades o tribus africanas en las que se inspiraron los creadores de Black Panther para diseñar los vestuarios y las caracterizaciones. Yo ya me sabía unas cuantas pero he descubierto algunas nuevas. ¿Y vosotras, qué tal vais de cultura y geografía africana?

*Imagen de portada: Flickr.

2 respuestas a “Black Panther: ciencia, tecnología y naturaleza”

  1. Avatar de Nerea Aguado

    Así dan más ganas aún de verla.

    1. Avatar de El Jardín de Mendel

      Ya me dirás entonces si supera el test de Bechdel 😉

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