Vega odia el verano. Bueno, en realidad también odia el otoño. Y la primavera. La verdad es que también detesta el invierno. Y es que el peligro invisible la persigue durante todas las estaciones del año. Ese peligro es imperceptible y especialmente cruel con un reducido grupo de personas en el mundo que son como ella. Él siempre está ahí, acechando, disfrazado de cielo azul brillante, de lámpara fluorescente o de paseo al atardecer.
Una vez más colaboro con la versión online de Principia Magazine. Esta vez me he adentrado en el mundo de las enfermedades raras, en concreto de la xeroderma pigmentosum, una patología genética muy poco frecuente que hace que la piel sea extremadamente sensible a la radiación ultravioleta.
Podéis leer el relato completo en la web de Principia. La ilustración que acompaña mi relato es Mandy Kurosaki. ¿No es increíble?

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